” Cuando se tomaron las medidas imprescindibles de confinamiento, estaba en el pleito en Nice. Me quedé allí y lo respeté. Me considero afortunado a los ojos de aquellos que han perdido a sus seres queridos. Estas limitaciones son necesarias y somos testigos de la debacle de los países que han tardado en aplicarlas, por lo que tuvimos que abdicar parte de nuestra libertad. Y no es un hecho menor, porque la libertad no puede ser un accesorio.
En estos tiempos difíciles, en Marsella, la justicia ha sido confinada. Ponemos a hombres en la cárcel sin presentarlos a un juez. Sin verlos, sin escuchar a sus abogados, los magistrados decidieron, sobre la base del análisis de un expediente, pronunciar sentencias de hasta tres años de prisión. Esta decisión es escandalosa. En Francia, solo un juez puede tomar la decisión de la privación de libertad de un individuo. Sin ella, el encarcelamiento se convierte en secuestro. No se encarcela con decretos. Sin embargo, existen medios « modernos » como las videoconferencias, que habrían permitido respetar nuestras reglas. Algunos jueces, y quiero decir algunos, por temor al Covid-19, decidieron a puerta cerrada, mantener a un hombre en prisión. No podemos acostumbrarnos a este “deslizamiento” entre medidas esenciales y la renuncia a nuestros principios. Por lo contrario, ninguna de las deliberaciones anticipadas para prevenir la propagación del virus en la cárcel ha escapado a una presentación ante el tribunal y me alegro de esto. Por otra parte, el Ministerio de Justicia tampoco ha puesto gente peligrosa en la calle. El bien de la sociedad está protegido.
¡A algunos jueces les gustaría justicia sin un abogado, sin defensa, sin testigos! Noto la ofensiva de ciertos magistrados, siguiendo la iniciativa del Fiscal General de París, a quienes les gustaría excluir a los jurados populares de los tribunales para compensar la demora acumulada en las últimas semanas. ¿En nombre de una mejor administración de la justicia? ¡Es una broma!
Sabemos que ciertos asesores, estos profesionales que apoyan al presidente de la corte durante los juicios profesionales, nunca volvieron a ser nombrados cuando se atrevieron a contradecirlo. La presencia de un representante del “Pueblo” en un tribunal es un soplo de aire fresco -el término adquiere todo su significado hoy- en justicia. Nunca debemos olvidar que en Francia se rinde justicia en su nombre.
Me hubiera gustado que el presidente de la República volviera a su prerrogativa a la amnistía. Nicolas Sarkozy había renunciado a estas prerrogativas reales tradicionalmente pronunciadas el 14 de julio. Los prisioneros las esperaban y esto habría ayudado a regular la masificación de las cárceles. Desde entonces sus sucesores han renunciado a ellas. En estas circunstancias, el perdón presidencial habría sido muy útil.
Actualmente, los detenidos están confinados en confinamiento, privados de sus familias durante largas semanas. Esta situación tensa, es también difícil de soportar para el personal penitenciario. Este encierro revela los comportamientos más nobles y mas bajos. Pone la sociedad desnuda. Hay quienes se preocupan por el riesgo de sus vidas y quienes quieren desalojar a sus vecinos porque sospechan que llevan el Covid. La justicia no escapa a esta luz cruda. Ella también produce lo mejor y lo peor. Nunca debemos olvidar que la justicia es una administración a la que le damos el nombre de una virtud. El miedo al terrorismo nos había llevado a aceptar recortar nuestras libertades, extendiendo más allá de lo razonable el estado de emergencia. Espero que el miedo que inspira el Covid no nos lleve a repetir los mismos errores … Soy cauteloso con los movimientos populares, cada tarde la Francia aplaude, en 1998 después del triunfo de la copa del mundo, ella se miraba como « negro, blanco, beur »(una Francia multirracial); En 2015 besó a sus policías por invitación de un cantante Renaud (momento de los atentados). Tenemos que mantener la cabeza fría y mantenernos firmes en nuestros valores.
Han pasado veinte años desde la ley de Guigou que fortalece “la presunción de inocencia” y desde entonces Francia no se ha distinguido en el campo. En 2011, la presencia del abogado en el momento de la detención provisional, se le impuso por condena internacional. Con el tiempo, Francia se ha convertido en el país de los derechos humanos para la exportación.
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Eric Dupond-Moretti nacido en 1961.
Abogado francés, famoso por haber ganado muchísimos juicios muy mediatizados en Francia.